En mi casa, mi madre compra desde hace unos tres años unas uvas mágicas que algunos llaman "transgénicas"...
Su magia reside en su tamaño....mas o menos el de un melón pequeño.
El primer año que las compró, mis hermanas y yo la miramos con esa cara de : Estos doce balones de reglamento serán la cena no???
Pues no, después de entrantes, primer plato, consomé, segundo plato, postre y champán, mi madre que cree que sus hijas no comen nada el resto del año, nos puso estas uvas.
Llegó la hora de las doce campanadas....jamás me he reído tanto como aquel día...
Un minuto y medio después de las doce campanadas terminamos de comernos aquello....
El caldo dulce de las "uvas" chorreaba por todos lados incluyendo cara, manos, mantel....
Imaginad nuestras caras...una ayuda: mi padre tiene bigote.
Las lágrimas de la risa se mezclaban con el jugo de las uvas.....un espectáculo, vaya.
Por eso, desde entonces, mi madre sigue comprando estas uvas, y nos aseguramos entrar en el nuevo riendo como descosidos!
Excepto mi padre, que se pone muy en su papel, intentando ganarnos a todos comiéndose las uvas al tiempo de las campanadas, lo cual es aún peor para mis hermanas y mi madre que no miramos la tele, sino a mi padre dispuesto a lograr el desafío!
Así que llevamos un año esperando este momento y mientras tanto los agricultores de uvas transgénicas cada año se esfuerzan en sacar una variedad mayor....YUJUUUU!!!!
